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Existen diversos tipos de experiencia musical que la musicoterapia encausa para responder a los objetivos terapeúticos. Habitualmente estamos más familiarizados con las experiencias de escucha de música, sin embargo en la terapia también se hace muy importante la improvisación musical como un gran mecanismo de expresión y de proyección de nuestra personalidad, sentimientos, emociones, necesidades, fortalezas y características en general. Para ello no es necesario tener una formación o preparación previa en aspectos musicales, es por esto que utilizamos gran variedad de instrumentos musicales que suelen ser de dominio fácil e intuitivo. Otras experiencias creativas como la composición de canciones se vuelven legados que pueden acompañar a las personas durante toda su vida. Durante el proceso muchas personas se desenvuelven usando su voz cantada, creando o rememorando música que le es significativa. En algunos casos recurrimos a otros medios proyectivos como el movimiento, el dibujo o la escritura en combinación con la experiencia musical. El habla también tiene cabida en la terapia, así como el texto en una canción, especialmente para retroalimentar aspectos identificados en las sesiones y plantear temáticas para la creación y expresión. Es importante recalcar que este es un enfoque de terapia con gran énfasis en la autoescucha y en la acción, y así como en la música se reflejan aspectos de nosotros, las acciones y cambios durante las experiencias musicoterapéuticas promueven acciones y cambios para la vida que se expanden a otros contextos de nuestro cotidiano.

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